viernes, 9 de marzo de 2007

¿Sangre de su sangre? Ver para creer.

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Dos niñas fueron rescatadas de su casa de Barcelona tras tenerlas su madre dos meses encerradas en pésimas condiciones saludables e higiénicas.

Dos menores fueron rescatadas por la Guardia Civil el pasado martes en la localidad barcelonesa de Esparraguera, tras tenerlas su madre retenidas durante dos meses en su casa de apenas 40 metros cuadrados.
Las condiciones de la vivienda eran deplorables por no tener agua, luz y unas nefastas condiciones higiénicas.
En el momento en que fueron encontradas las niñas, se encontraban escondidas debajo de la cama, asustadas y con aspecto físico de malnutrición. Algo inaudito para dos pequeñas que han vivido un calvario a tan temprana edad.
El aviso del rescate a los Servicios Sociales del Ayuntamiento de la localidad fue realizado por el colegio al que asistían las niñas, al no tener noticias de ellas desde hacía 60 días. Todo ello añadido a que no podían ponerse en contacto con la madre, una mujer, C.A.C, de 34 años de origen dominicano.
Tras tener conocimiento de lo que estaba ocurriendo, la Guardia Civil se personó en varias ocasiones en el domicilio familiar en el cual la madre, en ningún momento, dejó acceder asegurando que las niñas se encontraban en la República Dominicana y que no pensaban regresar más a España.
Aun así, se sospechaba que las niñas podían seguir encerradas en la casa, por lo que finalmente el Juzgado de Instrucción número 1 de Martorell emitió una orden de entrada y registro del domicilio que se hizo efectiva el martes sobre las 18.30 horas.
El panorama que se encontraron era desolador. Dos criaturas terriblemente desconcertadas y asustadas.
La detenida ha pasado a disposición judicial y las dos menores a disposición de la Dirección General de Atención a la Infancia y la Adolescencia (DGAIA) de la Generalitat.
La verdad es que Dios entrega felicidad y vida a gente que no se lo merece. Tienen el mayor regalo de la vida y, sin embargo, hacen sufrir a unas criaturas indefensas que son todo corazón y ternura.
Es injusto que halla parejas que tengan la ilusión de tener una familia y, que por circunstancias de la vida no puedan, y otros maltraten a sus propias hijas, sangre de su sangre. Niños que tienen todo el amor del mundo por dar y toda una vida por delante que disfrutar. Una vida que estas dos pequeñas llevan ya marcadas aunque no sean conscientes de lo que ha pasado. Son niñas que han sufrido un daño irreparable y unas secuelas de por vida que difícilmente, por no decir nunca, podrán olvidar.
No podrán quitarse de esa inocente mente cómo su propia madre las ha podido maltratar psicológicamente de esa brutal manera.
“Personas” que no valoran una sonrisa y la inocencia de unas criaturas.
Inhumanos. Ver para creer.

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